Cristo del Buen Fin
El cristo del Buen Fin fue tallado por Sebastián Rodríguez, discípulo de Juan de Mesa y coetáneo y colaborador del taller de Martínez Montañez, en 1645. La investigación realizada por María Teresa Dabrio, en El Archivo de Protocolos Notariales, demuestra la fecha de ejecución y el precio pactado de 150 ducados en monedas de vellón.
Fue encargado por la “Cofradía del Santo Sudario de Jesucristo y Madre de Dios de la Palma”, con sede canóniga en el franciscano convento de san Antonio de Padua.
Se trata de un crucificado que representa Cristo muerto, de 1,66 metros de altura, realizado en madera y policromado por el pintor Manuel Rodríguez, con rasgos de escasa laxitud, junto a ciertas rigideces y durezas, quizás debido a la premura de su realización.
Presenta la cabeza inclinada suavemente hacia el lado derecho y permanece un poco alta, sin que caiga pesadamente hacia adelante como correspondería a un Cristo muerto. El cabello forma bucles no muy marcados y hacia adelante pende un mechón trabajado al modo usual mesino. La corona de espina esta tallada en el mismo bloque craneal. La barba, de rizos algo más profundos que en la cabellera se constituyen en un triángulo acusado de vértice levemente escindido. El rostro de mejillas enjutas, con pómulos acentuados y nariz recta casi triangular, con boca pequeña, de labios carnosos y ligeramente entreabierta.
Detalle de la cabeza
Detalle
A pesar de representar a un Cristo muerto, los brazos están colocados en una posición horizontal, más propia de un Cristo vivo.
Las manos enclavadas a nivel de las palmas. El leve adelantamiento del hombro izquierdo y la tensión general que ofrece el tronco hace pensar que el artista debió tomar como modelo una imagen viva.
Mano enclavada a nivel de la palma
El torso del crucificado es muy esbelto, con una acentuada delgadez, que se subraya en el estudio de los pectorales, costilla y diafragma.
El sudario está colocado muy alto, en relación con los de Mesa y Montañez, se anuda al lado derecho con una moña, siguiendo un modelo análogo al de Montañez en el Cristo de la Clemencia, con pliegues horizontales que se cortan por otros diagonales.
Detalle del sudario y de las piernas
La flexión de las piernas no es tan acentuada como como el Cristo del Amor. Un clavo para ambos pies, el derecho sobre el izquierdo sin tener apoyo en subpedale.
Visión frontal de los pies
Visión lateral de los pies
Fue restaurada por Luis Ortega Bru en 1979, afianzando algunos ensambles y recuperando la policromía. Actualmente, en 2016 ha sido de nuevo restaurado en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, bajo la dirección de la restauradora Cinta Rubio, realizándose una limpieza superficial del estrato polícromo, la fijación en las zonas de falta de adhesión y la revisión de los ensambles.
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