EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
Crucificado de la Misericordia. Iglesia de santa Isabel.
Retablo de 1610 diseñado por Juan de Oviedo y
acabado en 1620 por Martínez Montañez y que
contó originalmente con tallas de este autor.
Hasta la invasión francesa albergaba el lienzo del Juicio Final de
Francisco Pacheco de 1611.
Desde 1869 lo ocupa El Cristo de la
Misericordia, talla de Juan de Mesa realizada en 1622 para la iglesia de los
mercedarios de la calle San José, adquirida por el fray Domingo de los Santos.
Así, la ubicación original del Cristo era la iglesia del ex convento de
San José, en la calle del mismo nombre de la collación de San Nicolás, pero no
se tienen datos de cuál era su situación en este cenobio. “Sólo se conoce que a
principios del XIX estuvo colocado bajo la escalera del convento” y
posteriormente en 1869, año de la Revolución Gloriosa, que tan nefasta fue para
el patrimonio sevillano, fue trasladado a la iglesia del convento de Santa
Isabel por las religiosas filipenses Hijas de María Dolorosa, que se habían
instalado en el convento de San José en 1860.
No ha sido nunca
titular de una cofradía, aunque a lo largo de la historia varias
hermandades se han interesado para hacerlo su titular, pero la comunidad nunca
ha tenido intención de desprenderse de él.
Durante la restauración realizada por el IAPH se localizó y extrajo de un hueco, en el
interior de la talla, un documento dentro de una pequeña bolsa de papel en el
que se certificaba la autoría del maestro Mesa y el encargo.
Inicialmente, sería un crucificado muerto pero el propio autor lo adoptó
a la iconografía actual de cristo vivo.
Para representarlo como un Cristo vivo, el escultor debió modificar los
párpados que estarían cerrados. “Esto explica la señal horizontal que muestran
los ojos de haber tenido tallados los párpados hasta esa altura”.
A ello hay que añadir que en una fecha desconocida se le suprimió la
corona de espinas, que como en todas las obras de Mesa debió estar tallada en
la misma cabeza. Por ello tiene mutilado el cabello por el lado derecho y parte
del izquierdo.
La transformación más importante consistió en cerrar la llaga que debió
tener la imagen en el costado derecho, introduciéndose una pieza de madera cuya
policromía es la misma que la del resto de la talla. También se encuentra
repintado el reguero de sangre que “debió ser muy parecida a la del Cristo de
la Misericordia de la Colegiata de Osuna tallado por Mesa en 1623”.
La policromía de la imagen, según los estudios practicados, es la
original y está ejecutada “con enorme perfección y sutileza”.
El paño de pureza sigue su morfología con la sujeción por una cuerda
dejando al descubierto la cadera derecha.
Se trata de un crucificado fijado a una cruz arbórea con tres clavos,
con el pie derecho sobre el izquierdo.
Es increíble como podían modificar las tallas de los Cristos y perder el trabajo original
ResponderEliminarMuy buen trabajo de investigación por su parte Dr. Carranza
Gracias
D. Andrés me sorprende todos los días con sus detalles. Hace algunos años visitamos el convento y nos lo enseño una monja. Creo que fue después de la restauración. Pero yo no recuerdo que nos hablara de las modificaciones d de la imagen para retirarle la corona ni la modificación de los ojos
ResponderEliminarGemma Ramírez
ResponderEliminarDe Carranza me ha sorprendido el gesto del Cristo. De frente se ve la cara de una agonía y de perfil la de una aceptación tranquila.
Si no te importa me gustaría que pusieras tu nombre, para saber quién eres y poder comentar
ResponderEliminarMaría Victoria Bustamante
ResponderEliminarLa imagen es magnífica y la talla muy minuciosa , pero el resumen de la investigación, el análisis y la descripción es minuciosa e interesante.
La selección de la imagen los detalles de la investigación uñidos a la descripción artística y las fotos ,me encantan .No conocía esta imagen de Juan de Mesa.
Muchas gracias
Rosa Gil AREVALO
ResponderEliminarMe parece súper interesante su análisis tan concienzudo de esta magnífica talla. No la conocía porque es tanto el patrimonio que poseemos que es muy difícil alcanzar ese grado de conocimiento. Estoy agradecida de todo los detalles que nos va descubriendo. Sigo con gran interés todas sus aportaciones.
ResponderEliminarMagnífico estudio de la transformación de esta preciosa imagen. Gracias por desvelarnos estos “secretos” inimaginables y que enriquecen nuestra imaginería.
ResponderEliminarMe ha resultado muy interesante
ResponderEliminarAndrés me ha parecido un análisis magnífico de la escultura. Siempre me emocionan las obras de Juan de Mesa
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