miércoles, 10 de agosto de 2022

 PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA

Pie paralítico

Triste Herencia. Joaquín Sorolla

Triste Herencia. Joaquín Sorolla, 1899. Óleo sobre lienzo. 212×288 cm. Colección privada (Fundación Bancaja. Valencia)

“Sufrí terriblemente cuando lo pinté. Tuve que forzarme todo el tiempo. Nunca volveré a pintar un tema como ése”. Así hablaba Sorolla en 1909 sobre “Triste herencia” en una de las muchas entrevistas que le hicieron en Nueva York. Efectivamente, Sorolla nunca volvió a pintar un tema social de forma tan marcada como en este cuadro ni en obras anteriores como “Otra margarita” o “Trata de blancas”.

Sorolla pinto el cuadro en el verano de 1899 en Valencia y así explica su creación:  “Un día estaba yo trabajando de lleno en uno de mis estudios de la pesca valenciana, cuando descubrí de lejos unos cuantos muchachos desnudos dentro, y a la orilla del mar y vigilándolos la vigorosa figura de un fraile. Parece ser que eran los acogidos del hospital de San Juan de Dios, el más triste desecho de la sociedad: ciegos, locos, tullidos y leprosos. No puedo explicarle a usted cuanto me impresionaron, tanto que no perdí tiempo para obtener un permiso para trabajar sobre el terreno, y allí mismo, al lado de la orilla del agua, hice mi pintura”.

El pintor distribuyó a los niños en torno al habito protector del monje, al que le proporciona una gran fuerza y vitalidad, frente a la triste realidad y mala salud de este grupo de niños afectos de graves deformidades.

El pintor eligió el sol de la tarde, para iluminar intensamente las figuras, y tras varios apuntes, realizó la composición directamente sobe el lienzo, dándole un gran protagonismo al mar, que ocupa gran parte del cuadro, y para resaltar las imagenes de los niños ayudados por el fraile y por sus propios compañeros, en su gran dificultad para caminar, introduciendo las muletas en la composición, lo que la impregna de un gran dramatismo y emotividad.

 

Destaca la figura central de uno de los niños que se mueve con dificultad apoyado en unas  muletas, en el que pueden apreciarse las secuelas de la poliomielitis, enfermedad por entonces muy frecuente y que producía graves afectaciones permanentes del aparato locomotor. Un religioso de la Orden de san Juan de Dios  ayuda y vigila atentamente a los pequeños.

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