EL PIE Y LOS CRUCIFICADOS DE SEVILLA
El Cristo de la Sopa de la Iglesia del santo Ángel.
El cristo de los Desamparados se atribuyó durante algún tiempo a
Juan de Mesa, por algunas similitudes con obras documentadas, como la del Crucificado del Amor. Se identificó su paternidad
gracias a un documento notarial publicado por Miguel Bago y Quintanilla donde
se indicaba que “…el dicho Juan Martínez Montañés había otorgado por ante el dicho
escribano en que se había obligado a dar fecha y acabada en toda perfesión toda
la obra de la hechura de Cristo que el convento de los carmelitas descalzos de
esta ciudad que había pasado por el año de seiscientos y diez y siete…”. El
documento, una cédula judicial de 1623, permite fechar
la realización del Crucificado en 1617, quizás con la ayuda de
algún colaborador, ya que hace alusión a su realización en ese año con destino
al convento de los carmelitas descalzos.
También conocida como Cristo
de la Buena Muerte, del Buen Fin y de la Sagrada Lanzada, ya que fue titular de esta
corporación de penitencia desde el año 1851 hasta 1916, fecha en que pasó a sus
propietarios originales, la comunidad carmelita que regresó a su sede del santo
Ángel en 1904.
También es conocido como Cristo de la Sopa, porque cuentan que a
Martínez Montañés le encargaron un Crucificado los Hermanos de los Carmelitas
descalzos para su iglesia. Empezó a tallar la figura en el mismo convento. A
mediodía se acercaban muchos menesterosos a comer, un hermano sacaba un caldero
con la sopa que ellos mismo comían y la repartía. Martínez Montañés al ver
tanta necesidad se le partió el corazón, así que cuando terminó su Cristo, que
llamó de los Desamparados por aquellos pobres, les dijo a los hermanos que el
dinero no lo cobraría para que siguieran dándoles con él más sopa a los pobres.
La gente llamó al Cristo "el de la Sopa". Hasta hace poco los
Carmelitas sacan un caldero por la iglesia con la sopa igual que entonces en
recuerdo a esta historia.
Se relaciona en su morfología con el Crucificado de la Clemencia (ver) y con el
Crucificado del Auxilio de la Catedral de Lima (Perú).
Cristo
del Auxilio de la Catedral de Lima
Es un crucificado muerto de 1,75 metros, con
un leve des colgamiento respecto al travesaño horizontal de la cruz, en una
cruz arbórea.
La herida de la lanzada en el costado derecho.
En el cuerpo destaca el tórax hinchado, con las costillas
marcadas y el vientre rehundido.
La cabeza Inclinada hacia el lado derecho y
hacia delante apoyando el mentón en el pecho.
Los ojos están cerrados y levemente hundidos,
con las ojeras muy marcadas y las cejas algo arqueadas.
La nariz con el tabique nasal muy pronunciado
y muy marcadas las aletas nasales.
La boca con los
labios entreabiertos permite ver los
dientes de ambos maxilares, mostrando la tensión del sufrimiento.
La barba es bífida, y muestra pequeños rizos en la
parte de la mandíbula y el mentón
Los cabellos forman
parte del bloque de craneal, y constituyen mechones sobre la nuca mientras
que un
grueso mechón baja por el
lateral derecho del rostro y en el lado izquierdo un pequeño mechón deja al
descubierto la oreja en su totalidad, rasgo que seguiría su discípulo Juan de
Mesa.
La corona de espinas esta tallada en madera y forma ramas que se
unen mediante cintas talladas en madera.
El sudario o paño de pureza, con el nudo a su derecha, presenta pliegues angulosos a la
altura de las caderas.
Presenta un solo clavo en los pies y el derecho sobre el izquierdo,
elemento que lo diferencia del Crucificado de la Clemencia, y que lo acerca al
Crucificado del Amor, de Juan de Mesa. Este hecho de los pies cruzados y los
cuatro clavos, se relaciona con la visión de la monja sueca Santa Brígida.
La última restauración (entre los años
2007-2008) en el Instituto Andaluz de Patrimonio (IAP) permitió
recuperar la policromía original, su tono verdoso que recuerda la empleada en
el Crucificado de la Clemencia y a otras imágenes de Juan de Mesa, como el
Señor del Gran Poder, eliminándose en esta intervención la suciedad acumulada
por el paso del tiempo y recuperando la policromía añadida en el sudario, que
no era la original.
El estudio de los ensambles de la talla en esta restauración
permitió comprobar notables similitudes con el Cristo del Auxilio de la Catedral de Lima, imagen
con la que también comparte numerosos rasgos estilísticos.
En la restauración se sustituyó su cruz arbórea, que no era la
original sino un añadido del año 1950, por una nueva pieza.
Desde los años 1960 preside la Capilla Sacramental del templo del
Santo Ángel, en la cabecera de la nave del Evangelio, nave donde tuvo capilla
propia, aunque José Gestoso llegó a verlo en el altar de la nave de la
Epístola, donde hoy se sitúa San Elías, un retablo salomónico con caja del
siglo XVII para albergar a un Crucificado.
Aunque solo ha procesionado excepcionalmente, el Crucificado de
los Desamparados ha formado parte de las Exposiciones “Lo sagrado hecho real”
(Valladolid, Londres 2010), que sirvió para abrir una nueva corriente de
valoración europea de la escultura española del Barroco, y en la edición de la
muestra “Las Edades del Hombre” (Ávila, 2015).
Autor: Andrés Carranza Bencano con la colaboración de Antonio Gutiérrez de la Asociación de Médicos Cofrades.
Muy interesante poder observar tantos detalles, de cerca, de estos magnificos crucificados, el Cristo de la Clemencia y el Cristo de los Desamparados.
ResponderEliminarMuchas gracias Andrés.
Muy interesante!!!!. Enhorabuena por el trabajo.
ResponderEliminarMuy documentado articulo.
ResponderEliminarSe entiende perfectamente.
Muchss gracias.
Muy interesante y detallado. Muchas gracias Andrés.
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