lunes, 30 de septiembre de 2024

 SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA

La Inmaculada Concepción. Antonio del Castillo Saavedra.

La Inmaculada Concepción. Castillo Saavedra, Antonio del. Hacia 1645. Óleo sobre lienzo. 192,5 x 131 cm. Museo del Prado. No expuesto. (CC BY 3.0)

La Virgen aparece en primer término, invadiendo gran parte de la superficie pictórica, lo que le otorga una fuerte presencia.

La zona superior está invadida por la luz en la que destaca un haz triangular que tiene su vértice superior fuera de la superficie del cuadro y que evoca directamente la idea de la Sabiduría Divina que abarca a la Virgen, tras cuya cabeza se expande una corona de rayos de acusada simetría.

Más allá de ese marco, Castillo ha construido otro exterior, formado por cuatro cuerpos de ángeles, y las cabezas de otros doce, y dispuestos según un esquema simétrico.

Los ángeles de cuerpo entero aparecen a ambos costados de María y ostentan atributos vegetales: un lirio, una azucena, una palma y un ramo de olivo, símbolos marianos habituales y alusivos a conceptos como la pureza, la paz y la gloria.

Inmediatamente bajo la Virgen hay una cabeza que se eleva sobre otras dos dispuestas simétricamente, y a los lados vemos otro par.

María, además, apoya sus pies sobre una luna que describe un círculo muy nítido y en cuya parte inferior vemos al dragón infernal, que rompe el estricto equilibrio del cuadro.

Bajo la Virgen, y su pedestal angélico se muestra la tierra.

A la derecha, una fuente y una torre evocan las Letanías marianas.

A la izquierda un paisaje fluvial con un puente, que se identifica con el famoso puente romano de Córdoba, defendido por la torre de la Calahorra, que constituye una de las principales señas de identidad de la ciudad.

Detalle de la zona inferior de la composición

La Virgen, símbolo de la Iglesia. Es la nueva Eva, nacida sin Pecado Original y aplasta la cabeza del dragón infernal, símbolo del pecado original, símbolo del mal. 

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