SIMBOLISMO DEL PIE EN LA PINTURA
Cristo en casa de Simón el Fariseo. Pedro Pablo Rubens.
La unción de
Cristo es referida por los cuatro evangelistas. La ocurrida en Betania es
recogida por Mateo y Marcos sobre la cabeza, y por Juan sobre los pies, y otra,
relatada por Lucas, sobre los pies, se diferencia de los anteriores por no
hacer alusión al empleo del perfume para el día de la sepultura.
En
ninguna de las escenas evangélicas se menciona a María Magdalena como la mujer
que ungió a Jesús.
Sin
embargo, el papa Gregorio Magno (540-604) estableció que la mujer “pecadora” de
Lucas, María de Betania y María Magdalena eran la misma persona.
Igualmente,
la “Leyenda
dorada”, redactado en latín en 1264 por el dominico italiano
Santiago de la Vorágine, incluye a la Magdalena como protagonista de la unción
en los episodios dedicados a la santa de Magdala.
Esta obra pasó a formar parte del museo ruso en el año
1779, cuando fue adquirida por Catalina la Grande de la colección de Robert
Walpole en Houghton Hall, Norfolk.
La escena representa por Rubens en esta obra plasma la escena narrada por el evangelista Lucas (Lc 7: 36-50) en casa de
Simón el Fariseo.
Simón el Fariseo invitó a Jesús a comer a su
casa. Una mujer “pecadora”, al enterarse de que Jesús estaba en casa del
fariseo, llevó un vaso de alabastro con perfume, se agachó a sus pies y comenzó
a lavarlos con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, los besó y los ungió
con perfumes.
Ante esta escena, el Fariseo pensó para sí mismo: Si
este fuera profeta, sabría con certeza que la mujer que le toca que es una
pecadora. A esta aseveración, Jesús le contestó por medio de una parábola:
“Un prestamista tenía dos deudores: el uno le debía
quinientos denarios, y el otro cincuenta. No teniendo estos con qué pagar, se
lo perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más? Simón contestó: Estimo que
aquel a quien perdonó más. Entonces Jesús le dijo: Has juzgado con rectitud. Y
vuelto hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no
me diste agua para los pies; ella en cambio ha bañado mis pies con sus lágrimas
y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste el beso; pero ella, desde que
entré no ha dejado de besar mis pies. No has ungido mi cabeza con óleo; ella en
cambio ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo: le son perdonados sus
muchos pecados, porque ha amado mucho. Aquel a quien menos se perdona menos
ama. Entonces le dijo a ella: Tus pecados quedan perdonados (Lc 7, 41-49)”.
Rubens retrató esta escena en
un cuadro lleno de personajes y de colorido, dispuesto en torno a una mesa,
ante la cual aparece arrodillada la mujer pecadora.
Destaca que se trata de una
gran comida en relación con los manjares que se reparten.
Maria Varshavskaya y Xenia Yegorova han interpretado
la obra como un conflicto entre el bien y el mal, entre la virtud y el vicio,
donde se exponen los pecados de los fariseos: el orgullo, la hipocresía, la
miopía mental o incredulidad, la piedad ostentosa y la codicia.
Pero sin duda, el protagonista principal son la
pecadora y el pie de Cristo.
Detalle
de la pecadora y el pie de Jesús
Eran deberes de cortesía para con el huésped darle el beso de bienvenida, ofrecerle agua para lavarse los pies, y perfumes con que ungirse (Sagrada Biblia, tomo III, 1990: 191).
El lavado de los pies se acostumbraba a realizar antes
de una comida, pues las personas solían llevar sandalias para viajar por
aquellos caminos secos y polvorientos.
Por ello en un hogar de término medio, el anfitrión
ponía un recipiente con agua a disposición del visitante para que este se lavara
los pies.
Pero, si el anfitrión era una persona acomodada, tenía
esclavos para hacer ese trabajo, pues se consideraba una tarea servil.
Y si era el propio anfitrión el que lavaba los pies de
la persona invitada, el hecho se convertía en una especial demostración de
humildad y afecto hacia él.
Cuando David pidió a Abigail que fuese su esposa, ella
manifestó su disposición al decir: “Aquí está tu esclava como sierva para lavar
los pies de los siervos de mi señor” (Samuel 25: 40-42).
Por Andrés Carranza Bencano
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