PATOLOGIA DEL PIE EN LA PINTURA
Hallux Valgus
Bautismo de Cristo. El Greco.
Esta obra fue pintada
para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid),
un seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de
Córdoba y Aragón (1539-1593).
Se basa en el texto evangélico
de Mateos (Mt, 3, 16-17), según el cual, “tras ser bautizado Jesús con
el agua del río Jordán se abrieron los cielos y se vio
al Espíritu Santo descender en forma de paloma y posar sobre él, al tiempo que
una voz venida de los cielos decía: Éste es el Hijo mío, el amado, en quien me
complazco”.
El Greco ha
representado en esta obra el momento en que san Juan vierte el agua sobre la
cabeza de Jesús,
y la complacencia gozosa de Dios Padre.
Curiosamente, el Greco representa el Bautismo de Jesús de
noche y sin apenas indicaciones ambientales, ya que el río Jordán queda
reducido a un hilo de agua entre grandes rocas, lo que manifiesta la intención
del Greco de concentrarse en el significado profundo del evento.
En la parte superior, Dios Padre figura como un anciano de aspecto bondadoso, vestido de blanco, rodeado de luz y de multitud de ángeles y querubines.
Con su mano derecha bendice a la manera bizantina, con los
dedos pulgar y corazón unidos.
Los ángeles adultos se presentan con las manos recogidas en
el pecho en señal de reconocimiento.
En el centro de la composición, el Espíritu Santo aparece
como una deslumbrante paloma.
En la parte inferior, Cristo recibe el bautismo de
manos de Juan Bautista.
Ambas figuras son extraordinariamente alargadas, idealizada la
de Cristo y muy descarnada la de san Juan.
Cristo arrodilla su pierna izquierda sobre una roca, de forma
que su posición es casi idéntica a la del san Sebastián de la Catedral de
Palencia.
En segundo plano, hay un
grupo de cuatro ángeles, vestidos con una túnica azul, y uno de ellos sostiene un paño rojo, sobre la cabeza de Jesús, formando como un dosel, en posible alusión al sacrificio y martirio que se dispone a emprender Jesucristo.
Otro ángel, con una túnica verde-amarillenta, eleva los ojos y
alza su brazo izquierdo hacia el Cielo.
A la izquierda del
Bautista, se sitúa un hacha, apoyada en un tronco, haciendo referencia al sermón de san Juan tras el Bautismo de Jesús: “Dios puede
hacer de estas piedras hijos de Abraham. Ya está puesta sobre el hacha la raíz de
los árboles, y todo árbol que no dé fruto será cortado y arrojado al fuego (Mt 3, 7-10).
La obra está firmada en un papel situado sobre la roca en la que se apoya Jesucristo.
Finalmente, destaca en relación al pie, como el Greco repite
continuamente la morfología del pie griego y en Hallux Valgus.
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